Durante el último mes dos amigos me han sorprendido con la noticia de que van a ser padres y, aunque me alegra saber que no se trata de accidentes, no puedo evitar sentirme algo desorientada y confusa. No es secreto para nadie que los hijos no son mi prioridad, no hacen parte de mi proyecto de vida, es más, no los quiero, pero ver cómo mis dos amigos, los mismos que en otro tiempo fueron mi pareja, inician una nueva etapa en su vida, una tan importante, me obliga a pensar que, más que un objetivo, los hijos son parte indispensable en la vida en pareja.
Es cierto que tener hijos no es una obligación, que las mujeres tenemos todo el derecho y el deber de decidir si queremos o no queremos ser madres pero... ¿y los hombres? ¿donde queda la opinión de la pareja?. Por más que lo intente no puedo no pensar que estoy siendo egoísta, que estoy dejando de lado los deseos de quien está conmigo, y aunque en algún momento de mi vida pensé que podría hacerme a la idea de ser madre, hoy estoy segura de mi incapacidad para ello. Y no se trata del miedo común a tener en tus manos la vida de otro ser humano, se trata del conocimiento, casi absoluto, de carecer por completo de la disposición correcta de ser madre. No puedo pensar en ello sin sentir incomodidad, incluso me resultan un poquito desagradables las mujeres embarazadas, sin excepción, tanto mi madre cuando esperaba a mi hermana, mis tías, las esposas de mis tíos, mis profesoras... no importa quien sea, no me gustan las embarazadas, así todos digan que son mujeres lindas. Aclaro que, no obstante, no le voy a hacer feo a una mujer en estado, no soy tan cruel :P
El problema ahora es que tengo una relación estable y un proyecto de vida compartida, quiero vivir con mi pareja y disfrutar de mis días a su lado... y temo que eso termine llevándonos a la temible discusión de la paternidad. Sé que él no piensa demasiado en hijos pero eso es en este momento, cuando acaba de graduarse y está comenzando su vida profesional, cuando las principales preocupaciones que pasan por su cabeza son las mejoras que pueda hacer a su equipo de cómputo o la especialización que podría cursar... y luego ¿qué? ¿cómo sé que más tarde no querrá tener un hijo? ¿cómo estar segura de no cometer un error al negarme rotundamente a que él sea padre? ¿cómo no temer por una separación causada por esta decisión?; ya su madre me dejó pensando hace algún tiempo cuando dijo que no podíamos dejarla sin ver un hijo nuestro, al tiempo que mi queridísimo novio se lavaba las manos diciendo que si no ocurría era porque yo no quería, y he quedado con el malestar de saber que no se trata sólo de él, de mi pareja, sino de toda una familia que espera nietos y sobrinos, y ¿cómo es que yo puedo negarme? ¿donde está el límite entre lo que se desea y lo que se debe hacer?
Aggghhhhh... los amigos no deberían casarse ni tener hijos... al menos así me evitarían estos dolores de cabeza!!! ¬¬
Al igual que tú te planteas todas esas cuestiones y que tienes en cuenta sus deseos, ¿por qué el resto de los que son y serán parte de tu familia no hacen lo propio para contigo? Es que es algo que me enerva, que la gente de por hecho ciertas cosas sobre la vida de otras personas. Ellos desean tener sobrinos, nietos, etc. y es algo lógico. Pero ¿se han parado a pensar en lo que tú deseas antes de gritarlo a los cuatro vientos? ¿En lo que supone para ti?
ResponderEliminarEs un tema problemático y muy importante, delicado y personal, no quisiera tampoco entromenterme demasiado, pero en mi opinión a la hora de comerte la cabecita sólo deberías sopesar la reacción, los sentimientos y las prioridades de dos personas: tu pareja y tú. Y ya así, con esa supresión de factores, es suficientemente duro tomar una decisión.
La verdad es que es un tema que da para unos cuentos cafés compartidos...